por Swami BB Tirtha

De Guruvarga he escuchado una de las cosas que hace a una persona afortunada y bendecida: aquella que es revocada y censurada por otros, especialmente por la Suprema Personalidad de Dios, porque gracias a estos los pecados son destruidos sin penitencia, pero la condición para esto, es que esa persona tenga la capacidad de tolerar dicha censura.

La persona que es siempre respetada y apreciada por otros, es la más desafortunada, porque en medio de esté idilio, no hay posibilidad alguna de liberarse de las consecuencias que se generaron como producto de los pecados que ha cometido.

Las almas condicionadas que habitan el mundo, siempre están buscando obtener respeto y admiración de otros, esa actitud las esclaviza y quedan envueltas en la energía ilusoria del Señor Supremo.

Los Sadhus no se preocupan al ser oprimidos por otros; sólo se preocupan de no infligir ningún tipo de daño a nadie, bajo ninguna circunstancia.

Si queremos obtener el más alto objetivo «Krishna Prema», siempre debemos recordar la instrucción de Suniti Devi, Sri Narada Goswami y Dhruva: “Nadie es culpable del dolor que experimentamos. A nadie debemos incriminar. Las Jîvas sufren como resultado de las aflicciones que han infligido a los demás».

En el tercer verso del Siksastaka, Sri Caitanya Mahaprabhu nos enseña como adorar a Krisna. Estas instrucciones no un mero consejo para otros, están para ser puestas en práctica por nosotros mismos.

Si estás seguro de no haber hecho mal a nadie, no tienes motivo de turbación. Cada quien tiene control sobre sus acciones, pero no sobre los frutos de éstas. Los frutos son controlados por el Señor Supremo, él es absolutamente bueno y ecuánime con todos.

Comparte a...