vyasa

Uno de los propósitos de escuchar de los sadhus, es realizar lo que nos están diciendo, en otras palabras, el propósito de escuchar a los Vaisnavas es realizar la verdadera naturaleza de Hari, Guru y Vaisnavas.

Se nos dice: “repite lo que hayas escuchado”, y hacerlo es básicamente lo que entendemos como prédica. Pero debemos saber que el acto de sólo escuchar es muy diferente al proceso que lleva a una profunda realización interna, y que, por lo tanto, la prédica que se hace desde cada uno de estos hechos tendrá distintos grados de profundidad.

Una vez fui testigo de un debate entre gaudiya vaisnavas sannyasis. Uno decía: “sólo una persona realizada puede predicar”, con tal afirmación indirectamente señalaba que la distribución de libros en las calles y otras actividades que nosotros llamamos prédica, no son muy validas; otro decía: “todos pueden predicar y expandir las glorias de Señor Caitanya, incluso inconscientemente».

Los debates, se propician generalmente cuando por lo menos dos personas consideran que su propia perspectiva, es la única con validez. Observado el debate a la distancia llegué a preguntarme: “¿será posible que ambas opiniones tengan la misma validez?”.

Cuándo recordé que mi maestro espiritual en su primer día de estancia en el templo salió a sankirtan con folletos (en esos tiempos no había libros), ante este gran ejemplo, no pude inclinarme por la opinión de que uno está capacitado para predicar sólo después de tener profundas realizaciones y menos aún después de ver  cómo todo el movimiento para la conciencia de Krishna en occidente empezó de esta manera, Srila Prabhupada decía: “sólo repitan lo que están eescuchando», sería falta de aprecio afirmar lo contrario.
Por otro lado, también recordé otra afirmación: “¿cómo podemos transmitir realización, si todavía no la tenemos?”.

Contrastando ambos argumentos, llegué a comprender que la prédica no es necesariamente lo que uno habla, cualquiera puede hablar más allá de lo que ha realizado. La prédica es lo que uno realiza, y en ese sentido, ésta sería ejecutar la orden del maestro espiritual: repetir lo que se ha escuchado, distribuir libros, o hacer ciertas cosas, incluso si no entendemos verdaderamente porque las hacemos.

Asi que, una cosa no excluye la otra. Achar y parchar son dos caras de la misma moneda, al tratar de separarlos erramos y nos quedamos sólo con la teoría religiosa, así,  nos volvemos superficiales o fanáticos. En el proceso de la auto entrega hay diferentes etapas, diferentes grados de realización, pero el denominador común esta en el anhelo por complacer a Sri Hari, a Sri Guru y a los Vaisnavas.

Al ejecutar las órdenes directas del maestro espiritual, uno está propenso al peligro de envanecerse o al peligro de volverse laxo y agreste. Este orgullo nos puede llevar incluso a confrontaciones con otros servidores del guru (o hasta con el guru mismo), uno llega al extremo de considerarse así mismo: el más fiel, el más entregado, el más experto, el más… que cualquier otro.

Srila BR Sridhara Maharaja nos advierte: “Existen discípulos que sólo pueden ver y apreciar uno de los aspectos inferiores de su Gurudeva, y promocionan todo esto con gran estruendo, pero cuando ellos entran en contacto con un aspecto más fino y profundo de su maestro espiritual, no logran reconocerlo e incluso ofenden y atacan dicho aspecto del Guru, mientras que a su vez, se consideran y proclaman como fieles seguidores de su maestro espiritual”.

En el Govardhana-lila, Indra, considerándose a sí mismo un gran servidor del Señor, no sólo no pudo apreciar a Sri Krishna, un niño aparentemente lleno de características y debilidades humanas, sino que incluso intento matarlo.

En las escrituras hemos escuchado acerca de ese tema, así como también hemos escuchado acerca de las glorias, los fracasos y el orgullo en el servicio. Todo lo que hacemos traerá consecuencias dependiendo de las motivaciones internas que nos muevan.

Hace tiempo fui testigo de un incidente en la puerta del templo de Iskcon en Mayapur: Un sankirtanero entusiasta se topó con mi maestro espiritual, y quiso venderle libros del ‘salvador del mundo’, Srila Prabhupada. Muy pronto se enteró, que mi maestro espiritual distribuía estos libros antes de que el mismo hubiera nacido. Notablemente confundido por el hecho de que Gurudeva ahora no estaba en Iskcon, el devoto hizo su mejor esfuerzo, no para ‘ayudarlo’, sino para convencerlo de su posición caída.

Obvio que un acto orgulloso como este no va a encontrar mucho respaldo ni aprecio ante los ojos de los vaisnavas, dado que es un comportamiento irrespetuoso y hasta ofensivo.

Es un error ser orgullos y dirigirnos irrespetuosamente hacia aquellos a quienes debemos adorar. En el estado condicionado, orgullo se relaciona con la modalidad de la pasión y de éste sólo se obtiene ceguera y división.

Todos podemos ir manteniéndonos dentro del proceso, aunque tengamos orgullo de las realizaciones obtenidas gracias a la misericordia del maestro espiritual, pero, para avanzar realmente, se requiere sólo de humildad, y esto lo podremos hacer, únicamente en la medida que no hayamos cometido ofensas por el mismo orgullo que nos mantiene.

Pruebas no faltarán en las situaciones que debamos sostenernos orgullosamente parados, ni en dónde debamos agachar la cabeza para proceder. El discernimiento para elegir de entre lo favorable y no favorable, es básicamente el ejercicio de saber cuándo quedar parado, y cuándo, dónde y ante quién inclinar la cabeza.

Ayer escuche de los sadhus de un incidente con Jaimini, uno de los cinco discípulos de Vyasa y autor del Purva Mimamsa, La historia se encuentra narrada de diferentes maneras: Al escuchar a su guru Vyasa recitar un verso de su autoría: “La lujuria es tan peligrosa, que hasta las grandes personas eruditas pueden caer víctimas”, Jaimini quedó confundido: “¿Cómo puede Gurudeva decir algo así?”.

Considerándose inteligente y autocontrolado, no quiso admitir que él mismo podría llegar a ser presa de la lujuria, y pensando en los individuos que están lidiando con su lujuria, se preguntó ¿entonces, qué esperanza podrían tener, si hasta los más eruditos pueden caer víctimas? Por eso, Jaimini decidió de cambiar este verso, su nuevo significado quedo asi: “La lujuria es tan peligrosa, que sólo las grandes personas eruditas se le pueden escapar”.

Un día, Vyasa salió y Jaimini quedo solo en el asram; al tardecer se acumularon grandes nubes en el cielo y empezó a llover fuertemente, de repente, una linda mujer tocó a la puerta pidiendo refugio en el asram, Jaimini le respondió: -no es posible que se quede en el asram, es sólo para brahmacaris. La mujer insistió hablándole bonito, y le respondió que el deber de los sadhus es ser compasivo, entonces ¿cómo podía dejarla afuera en medio de esa tormenta? Finalmente, Jaimini cedió, abrió la puerta y dejó que se quedara en el asram bajo la condición de que no abriera la puerta a nadie. Él se quedó a fuera.

Poco tiempo después, su mente se empezó a transformar y él comenzó a sentir deseos hacia la mujer, asi que fue a tocarle la puerta insistentemente para que le abriera, pero la mujer había prometido no abrir a nadie hasta el día siguiente, así que no abría. Él le decía:  -Soy Jaimini, el que te dio refugio, no debes desobedecerme, la mujer se mantuvo firme y no abría la puerta, pero, Jaimini determinado a entrar, subió al techo y buscando un hueco, lo encontró y entro por ahí a la cabaña. Cuando salto del techo sólo vio a su Gurudeva Vyasa sentado, y riendo suavemente recitaba el verso que Jaimini había escrito: “La lujuria es tan peligrosa, que sólo las grandes personas eruditas se le pueden escapar¨.

Apenado por lo sucedido, y gracias a la misericordia de su maestro espiritual, Jaimini alcanzó a realizar dos cosas: Que la lujuria es muy peligrosa y que él no era una gran personalidad erudita.

Aqui se evidencia la gran diferencia que existe entre el conocimiento y la realización. Usando el conocimiento y lo aprendido en las diversas circunstancias de nuestra vida y en derredor, podemos jugar, podemos interpretar y podemos ajustar cierto criterio a nuestra conveniencia; pero la realización implica mayor profundidad, las realizaciones provienen de una convicción muy interna que denota actitudes y comportamientos inclinados a favor del progreso espiritual, tales realizaciones están siempre basadas en guru, sastra y sadhu.

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