«Bhismadeva, quien era el mejor de los ocho Vasus, recibió y les dio la bienvenida a todos los grandes y poderosos ṛṣis que estaban allí reunidos, ya que él conocía perfectamente todos los principios religiosos conforme al tiempo y al lugar.“ SB 1.9.9

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Aplicar y presentar los principios religiosos, o las enseñanzas de las escrituras conforme al tiempo, lugar, circunstancia (los involucrados), es un gran reto y requiere mucho criterio y madurez o empoderamiento especial.
Bhaktivinoda Thakura lo establece de la siguiente manera: uno debe escuchar de aquellos quienes conocen la verdad y saben como presentarla, uno no debe oír a quienes conocen la verdad pero no saben mostrarla, y uno debe alejarse por completo de aquellos que no conocen la verdad pero pretenden conocerla.

El beneficio de un encuentro, una asociación o un intercambio depende en primer lugar de la calificación de aquel quien instruye y en segundo lugar de la calificación del que recibe las instrucciones. El que recibe las instrucciones solo puede comprender hasta cierto grado de acuerdo con sus limites, pero el que instruye puede adaptar su instrucción al grado de madurez y las necesidades del que es instruido. Así que la responsabilidad es en primer lugar con quien instruye. Las instrucciones aunque sean verdades en la línea del siddhanta y las citas correctas de las escrituras, pueden ser contraproducentes si no son impartidas de manera favorable, honesta, con afecto, sin intereses escondidos y conforme al tiempo, lugar y circunstancias.

Además de distinguir entre los asociados íntimos y la asociación en total, compartir adecuadamente el nama-sankirtana con los devotos en general, pero el gusto del rasa con su íntimos asociados (bahiranga sange kare nama-sankirtana antaranga-sange kare rasa-asvadana)Sri Caitanya Mahaprabhu, tal como nuestros grandes y ejemplares acaryas han enseñado el comportamiento correcto y la manera apropiada de predicar en todas las circunstancias. El propósito de un predicador es trasmitir fe, inspirar a la rendición, a la práctica y así acercar a los demás a Guru y Gauranga. Nadie lo ha mostrado de manera mas generosa que Srila A.C. Bhaktivedanta Svami Prabhupada. Su campaña fue exitosa a gran escala, conectando a los mas caídos, los ensimismados, con ese ideal tan elevado de rendición y servicio al Supremo.

En los tiempos de Srila Prabhupada, hablando en términos del gaudiya vaisnavismo en el mundo occidental, había un Guru, una (su) institución, un Gauranga y un Krishna. Con la partida de èl de este mundo, al mismo tiempo llegaron muchos retos. Uno de ellos era saber que importancia dar a la institución y como ubicarse ante la inevitable aparición de una pluralidad de gurus.
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Efectivamente la pluralidad de Gurus ha traído, a su vez, una pluralidad de instituciones, una variedad de formas, maneras de servicio y prédica, volviéndose así para algunos los más amplios y realizados, una razón por celebrar la grandeza de Sri Caitanya Mahaprabhu y de Su misión. Pero en caso de otros, los infieles, orgullosos, envidiosos y con mente cerradas, ese mismo hecho se ha vuelto una gran prueba y fuente de confusiones.

Diferente a lo que significaba predicar para Srila Prabhupada – salir al mundo desconocido, predicar, instruir, dar refugio, dar servicio y acompañar a sus discípulos través de todas las diversidades de la vida condicionada, manteniendolos así en el camino del apego y servicio a Guru y Gauranga – y sin considerar el deseo de Sri Caitanya Mahaprabhu y de nuestro parampara de entregar los frutos de amor puro por Dios a todo el mundo, la prédica se ha vuelto una campaña de búsqueda de seguidores y recursos, presentando su guru o misión en términos de rasa, siddhanta e otras características como algo extraordinario y los demás a lo mejor como bajo o aun peor, como caído y desviado.

Una prédica, no importa que tan elocuente y erudita sea, desconectada del deseo y de la corriente del servicio del parampara, de expandir la conciencia de Krishna a todos los rincones del mundo fortaleciendo el sentimiento de familia entre todos los seguidores de Sri Caitanya Mahaprabhu, no reconoce la pluralidad de Gurus y no aprecia ni enseña a apreciar esa misma en toda su multitud.
La filosofía y las enseñanzas no se presentan de acuerdo con lugar, tiempo y necesidades del público, si no de manera superficial, por impresionar y manipular a los demás y arrastrarlos a su grupo bajo su influencia. Para resaltar su posición, muchas veces requiere criticar o minimizar los demás, sea de manera directa o indirecta. Así como el hábito hace el monje, el tono hace la música, así también la prédica genera un impacto real a la vidas de los que las escuchan. Los hace humildes o orgullosos, serviciales o perezosos, honestos o hipócritas, fieles o infieles, apreciativos o despreciativo. Los hace reconocer el plan divino y los capacita de participar en el o los confunde, hace ensimismados y desviados.

Reflexionar, saber en donde me encuentro y que me favorece, no es fácil, pero es importante saber que influencia tienen o podrían tener ciertas prédicas y asociaciones en mí.

Por ejemplo, escuchar sobre la necesidad de dejar un Guru no le ayuda a los infieles volverse fieles al Guru. Oír de la indiferencia no le ayuda a un perezoso a moverse y comprometerse. Escuchar sobre la renuncia no le ayuda a un grihastha irresponsable, responder por su familia. Los devotos caen rápido a la trampa de dejar un Guru por uno mas «elevado». Practicar perezosamente en nombre de bhajan y desapego, o de abandonar sus familias en nombre de la renuncia, sadhu sanga y guru seva, para después otra vez intentarlo de nuevo con otras parejas.

Predicar significa responsabilidad y escuchar también. Todo depende quien dirige y a quien se dirige la prédica. Para unos puede ser medicina y para otros veneno. Nuestra única arma, como dice el Guardián de la Devoción, Srila Bhakti Raksaka Sridhara Maharaja, es nuestra sinceridad.

En fin, se necesita un criterio muy amplio que solo se obtiene con rendición y fiel devoción a los pies de loto de un Guru guardián. ¿Y quién es ese Guru? Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakura lo ha expresado de la siguiente manera: „Quien por ir donde él no necesito recurrir donde nadie más, por escucharlo no tengo que escuchar a nadie más, es guru.“

Por eso el tema de abandonar un Guru o un refugio es el mas delicado que existe. Demasiado delicado de pensarlo, que decir de hablarlo en un medio ambiente no favorable con el Guru o aun peor tratarlo de manera desconsiderada en Facebook frente a un público mayormente ignorante, infiel y no comprometido ni con el Guru ni con principios básicos del Vaisnavismo.

Ciertas cosas y contenidos en la conciencia de Krishna nacen y se tratan por necesidad interna y personal. Llevarlos al público y hacerlos tema en reuniones superficiales es una transgresión a los principios sagrados de la fe y la etiqueta vaisnava. El resultado de tales comportamientos nunca va ser bhakti. Eso solo va aumentar el espíritu del disfrute en el supermercado espiritual y el sectarismo en la comunidad vaisnava.

Las escrituras han hablado para los casos en donde se presenta una verdadera necesidad interna o circunstancial de dejar un guru. El libro Sri Krisha Bhajanamrta, de Srila Narahari Sarkara Thakura, escrito por instrucción de Sri Caitanya Mahaprabhu, previendo al futuro, contiene muchas indicaciones y se considera adicional a la etiqueta vaisnava establecida con criterio y ejemplo de nuestros acaryas. Es el guión autorizado para resolver situaciones y problemas en la relaciones entre Guru y discípulo. Desafortunadamente devotos nuevos e inmaduros no acuden a esas fuentes, si no se vuelven víctimas de otros devotos nuevos e inmaduros y así se hacen daño a si mismo, a la comunidad vaisnava y a la misión universal. Son daños que frenan la misión universal y a los mayores les hace ocupar su tiempo y energía en corregirlos y recompensarlos.

Me recuerdo una vez, mi maestro espiritual me dijo: «Consideraré mi misión fracasada, si todos mis discípulos no aprenden a apreciar a todos los vaisnavas.“

Llegar a este aprecio solo se puede través del compromiso con el servicio y las instrucciones del maestro espiritual. Caso contrario uno se vuelve un guru-bhogi, disfrutador de gurus o amigo de todos y sirviente de nadie.

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