(por Saccidānanda Bhaktivinoda Ṭhākura)

Ansiosos por reunir toda la información contenida en un libro que leemos por primera vez, lo amamos, pero, una vez satisfecho esto, nuestra curiosidad se detiene. Esta modalidad de estudio prevalece entre un gran número de lectores, que son grandes hombres en su propia estimación, así como en la estimación de aquellos, que comparten esta perspectiva. De hecho, la mayoría de los lectores sólo son depositarios de los hechos y declaraciones ajenas. Pero esto no es estudio.

El estudiante debe leer con el fin de crear, no con intención de acumular información de forma infructuosa. Asemejando a los satélites que refractan toda la luz que reciben, los estudiantes deberían refractar lo que leen de los autores y no encarcelar hechos y pensamientos como los Magistrados encarcelan a los presos en la cárcel! Porque el pensamiento es progresivo. El pensamiento del autor debe tener avances en el lector en forma de corrección o desarrollo.

Un crítico superior, es aquel que puede mostrar el desarrollo de un pensamiento viejo sin descartarlo; pero quien únicamente denuncia, es enemigo del progreso y en consecuencia de la Naturaleza. «Comenzar de nuevo», dice el crítico, porque la vieja mampostería no corresponde en la actualidad y deja al viejo autor, considerando que éste será enterrado porque su tiempo se ha ido. Pero, estos son miramientos poco profundos.

Progreso ciertamente es la ley de la naturaleza porque hay corrección y desarrollo con el avanzar del tiempo. Pero el progreso significa llegar aún más lejos, desarrollarse más alto.

Ahora, en caso de que siguiéramos la tendencia del crítico tonto, y volviéramos a nuestro anterior punto de partida queriendo hacer una nueva raza, y al llegar a la mitad del recorrido, otro crítico igual a él, reclame entre sollozos diciendo: «Comenzar de nuevo”, tomamos un camino equivocado! «De esta manera, nuestros críticos estúpidos nunca permitirán que andemos el camino completo ni ver lo que está en el otro extremo. Por lo tanto, la crítica superficial y el lector infructuoso, son de los dos más grandes enemigos del progreso. Debemos huir de ellos.

El verdadero crítico, por el contrario, nos aconseja para preservar lo que ya hemos obtenido, y así, poder ajustar nuestra raza a partir del punto al que hemos llegado, al calor de nuestro progreso. Él nunca nos aconsejará volver al punto de donde empezamos; como él sabe perfectamente que haciendo ésto sólo perderemos inútilmente nuestro valioso tiempo y esfuerzo, dirigirá el ángulo de ajuste en carrera desde la posición en la que estamos.

También, es esta una característica del estudiante útil, el cual, al leer a un autor antiguo sabrá observar la posición exacta de éste en el progreso del pensamiento. Él nunca propondrá quemar el libro argumentando que contiene pensamientos inútiles. Ningún pensamiento es inútil. Los pensamientos son una vía a través de cual nos relacionamos con los objetos de afuera. Cuando el lector denuncia un mal pensamiento, desconoce que un mal camino es factible de ser mejorado y transformado en uno bueno. Un pensamiento es un camino que lleva a otro camino.

Así, el lector descubrirá que un pensamiento, que es el objeto de hoy, será el medio de un objeto del mañana. Necesariamente, los pensamientos siguen siendo una interminable serie de medios y objetos en los progresos de la humanidad.

Los grandes reformadores siempre afirmarán que han llegado a la posición en que se sitúan, a partir de no destruir la antigua ley, sino de cumplirla. Valmiki, Vyasa, Platón, Jesús, Mahoma, Confucio y Caitanya Mahaprabhu, reafirman este hecho expresamente a través de sus palabras o de su conducta.

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