Dando continuidad a la charla de ayer, quiero compartirles algunas consideraciones relacionadas con un verso del Bhagavad Gita que es citado muy frecuentemente para demonstrar que la conciencia de Krishna, y la cultura védica, son excluyentes, misóginas y violentas. 

Antes de hablar de este verso, quiero dejar muy claro que no debemos negar o minimizar el hecho de que algunas mujeres han tenido experiencias desagradables y traumáticas dentro de las comunidades. Este escrito de ninguna forma es para tal propósito. Esas experiencias y personas son reales, y se encuentran incluso entre nosotros. Todos los involucrados en tales experiencias, las víctimas y perpetradores, pueden tener una cierta manera de explicarse y de procesar ciertos acontecimientos. Sin embargo, desde mi punto de vista, usar a Krishna o las escrituras sagradas para justificar malos actos o para culparlos por experiencias desagradables, no ayuda a nadie -ni a los involucrados, ni a la comunidad. 

El punto que desarrollé ayer es que Krishna, las escrituras y los verdaderos santos, no pueden ser la razón de ningún tipo de experiencias feas o indignantes. Es por esta razón que debemos tratar de entender siempre las cosas como son, y ver más allá de las observaciones superficiales. 

El primer hecho es que las escrituras existen para un propósito. Todos los que nos acercamos a las escrituras y a la revelación podemos aceptar este propósito y permitir ser guiados hacia el. La guía de las escrituras solo es posible si llega a nosotros a través de representantes fidedignos. Si el canal a través del cual estamos recibiendo las instrucciones de las escrituras no es fidedigno, o si nosotros mismos distorsionamos, reinterpretamos o adaptamos las escrituras a nuestras necesidades ordinarias, entonces no podemos decir que estamos siendo guiados por el sastra. 

Entonces, el segundo hecho es que las escrituras son propensas a ser mal interpretadas e instrumentalizadas, lo que puede conducir a cualquier significado, y a experiencias ajenas a su verdadero propósito. 

El Verso 9.32 del Bhagavad Gita lo muestra con claridad. Ayer mencioné cómo una coma y un guión pueden cambiar por completo el significado de un verso. Aquí les comparto primero en sánscrito y la traducción oficial del verso mencionado : 

māṁ hi pārtha vyapāśritya
ye ’pi syuḥ pāpa-yonayaḥ
striyo vaiśyās tathā śūdrās
te ’pi yānti parāṁ gatim 

¡Oh, hijo de Pṛthā!, aquellos que se refugian en Mí, aunque sean de baja estirpe —las mujeres, los vaiśyas [los comerciantes] y los śūdras [los trabajadores]—, pueden dirigirse hacia el destino supremo. 

Krishna parece estar diciendo que las mujeres, los vaisyas y los sudras son de baja estirpe. Cuando lo leí por primera vez, mi atención fue llevada al punto de que todos pueden alcanzar el destino supremo. Puede ser que en aquel tiempo, mi fracaso en todas las áreas, como la educación, hobbies, familiares y sociales, me ayudara a sentirme bajo, y una declaración así solo me dio esperanza, por lo cual no me fijé en quién más fue mencionado como bajo en este verso. Yo me sentí bajo y aquí Krishna está diciendo que los bajos pueden alcanzar la meta suprema.

Para ser honesto, yo leí el Bhagavad Gita de Srila Prabhupada tres veces antes de irme al templo y nunca me fijé en ese detalle, que ahí se decía que las mujeres, entre los otros mencionados, son de bajo nacimiento. Después, viviendo en el templo, interactuando con los devotos y estando ocupado en actividades de la prédica, llegué a escuchar por primera vez comentarios e inconformidades con este verso. Aunque el hecho de que cualquiera puede alcanzar la meta suprema fue lo más importante ahí, lo que incluso Srila Prabhupada deja claro en las primeras líneas de su comentario, no pude negar la incomodidad con dicha expresión en el verso. En las clases me acostumbré simplemente a omitir este y parecidos pasajes, porque me daba cuenta que tales palabras podían generar algún impacto no favorable en los oyentes. Ya cuando me vi confrontado con repetidas dudas y quejas de los devotos en relación con este verso, hice el esfuerzo de mirar con más detalle y comparar las traducciones. En mi interior está la fe de que Krishna, las escrituras, y los verdaderos sadhus, no pueden sino hablar y actuar por el bien de todos. Esa es mi fe, pero reconozco que algunos pueden tener dudas al respecto y por eso sé que es importante también aclarar estas dudas. 

Comparé varias ediciones y comentarios del Bhagavad Gita y así pude reafirmar que el punto importante aquí es la inclusión de todos al servicio devocional. El pasaje particular en donde se nombra a estos “todos”, entre ellos a las mujeres, fue traducido de varias maneras. Interesante observar que hubo diferencias en la traducción en las diferentes ediciones del mismo comentador, lo que muestra la necesidad de contextualización de la declaración. 

Comenzando con otro famoso y muchas veces malinterpretado verso 9.30 (api cet su-durācāro bhajate mām ananya-bhāk), en donde Krishna dice que Su devoto, apesar de cometer pecados, debe ser considerado un santo, hasta el verso 9.34 (man-manā bhava mad-bhaktomad-yājī māṁ namaskuru), en donde se explica el proceso de la rendición, el Señor quiere dejar en claro que la devoción hace parte de la naturaleza interna del ser, y todas las otras designaciones son externas y en este contexto irrelevantes. Al decir que los de bajo nacimiento, mujeres, vaisyas y sudras pueden proceder hacia la meta suprema, el Señor dice en el próximo verso (9.33), cuánto eso es más cierto para los brahmanas piadosos, devotos y reyes santos. En otras palabras, Krishna dice que considera a todos. Es un mensaje incluyente y todo compasivo que, desafortunadamente, llegó a ser mal interpretado. De tal manera que incluso practicantes, después de varios años de práctica, llegan a chocar con la manera de leer este verso, como es presentado en el Bhagavad Gita del BBT. 

Cambiando levemente la puntuación, dentro de las posibilidades de una traducción literal del sánscrito, el verso quedaría así: 

«¡Oh, hijo de Pṛthā!, aquellos que se refugian en Mí, aunque sean de baja estirpe, mujeres, vaiśyas o śūdras, pueden dirigirse hacia el destino supremo». 

Leyéndolo de esta manera y viéndolo en su contexto, ¿qué razón habría para desconfiar o retar las palabras de Krishna? Al querer explicar o rectificar situaciones y experiencias que hemos tenido o que todavía estamos teniendo a nivel personal y comunitario, deberíamos ser muy cautelosos. Primero, indagando más profundamente en la temática, y evitando apuntar prematuramente en dirección a Krishna, Sastra y Sadhus. 

Sri Krishna Caitanya Mahaprabhu dejó muy claro para Sus seguidores, cuál es la identidad real: 

«No soy brāhmaṇa, ni kṣatriya, ni vaiśya, ni śūdra. Tampoco soy brahmacārī, cabeza de familia, vānaprastha ni sannyāsī. Solamente Me identifico como sirviente del sirviente del sirviente de los pies de loto de Śrī Kṛṣṇa, el sustentador de las gopīs. Él es como un océano de néctar, y es la causa de bienaventuranza trascendental universal. Él existe siempre pleno de brillantez» (Padyavali 74). 

Sean Vaisnavis o Vaisnavas, ellos pertenecen a una categoría distinta a todas las designaciones externas. Y justo porque es difícil realizar y asumir esto, el proceso se puede complicar de múltiples maneras para los practicantes. Aun siendo practicantes, todavía nos toca resolver muchas dudas en este plano y dentro de las designaciones externas, como dinero, sexualidad, relaciones, trabajo, vocación, propiedad y muchas más. No es fácil salirse del enredo material, pero el Santo Nombre y el Sadhu-sanga son con certeza los únicos medios. 

 

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