por BR Svami

La asociación con los Vaiṣṇavas es la educación y el examen. Moverse y relacionarse entre los Vaiṣṇavas es la plataforma en la que se vuelve visible la presencia y ausencia de nuestras realizaciones. Volverse uno mismo un Vaiṣṇava, Kṛṣṇa-dāsa, implica o presume la necesidad de ser primero guru-dāsa y ser bhakta-dāsa.

El Señor mismo lo deja claro, cuando dice:

ye me bhakta-janāḥ pārtha
na me bhaktāś ca te janāḥ
mad-bhaktānāṁ ca ye bhaktās
te me bhakta-tamā matāḥ

Aquellos que son directamente Mis devotos, en realidad no son Mis devotos, pero los que son devotos de Mi sirviente, son verdaderamente Mis devotos (Ādi purāṇa, citado en CC 2.11.28).

La asociación con los bhaktas es la que hace que lo invisible e incomprensible, se vuelva visible y accesible. Querer pasar por encima, o evitar esa realidad, nos llevará a la ilusión y de ninguna manera a una realización verdadera.

Los que buscan el progreso real tendrán que aprender a valorar la asociación que Kṛṣṇa mismo les envió, para recibirlos en Su familia. Tendrán que aprender a relacionarse, aprender cada día, rendirse y servir en esa asociación. Además, tendrán que aprender a superar todos los obstáculos que aparecerán en este camino de la autoentrega, dichos obstáculos no son nada diferentes de la misericordia del Señor, necesarios para formarnos y cualificarnos hacia la elevada aspiración que hemos tomado: Querer volvernos vaiṣṇavas. Por ser tan elevada la aspiración, y por tener siempre mucho más que aprender, comprender y transformar, los verdaderos Vaiṣṇavas se sienten más y más insignificantes con el grado de su avance, e incapaces de considerarse o llamarse Vaiṣṇavas. Incluso, consideran a todos los demás, Vaiṣṇavas, excepto a sí mismos.

En ese sentido, las cualidades de un vaiṣṇava no se alcanzan por decisión, determinación o imitación, sino únicamente por la gracia de la buena asociación. Por saber tomar la asociación y responder a ella, recibiendo así las bendiciones de Hari, Guru y Vaiṣṇavas. Implorando su gracia para poder avanzar en el camino real hacia la esencia del bhakti.

Permítanme compartir ahora algunas reflexiones sobre el tema del guru-bhakti, tal como fue presentado en el libro Śri Kṛṣṇa Bhajanāmrta de Śrīla Narahari Sarkāra Thākura. Quiero enfatizar en el hecho de que Krsna-bhakti, Guru-bhakti y Vaiṣṇava-sevā están interconectados. Son inseparables. Sin embargo, cada uno tiene su tattva, sus prácticas y principios fundamentales.

El Vaiṣṇava es una de las cuatro manifestaciones directas de Kṛṣṇa.

bhāgavata, tulasī, gaṅgāya, bhakta-jane
caturdha vigraha kṛṣṇa ei cāri sane

Kṛṣṇa aparece en este mundo en cuatro formas: Śrīmad-bhāgavatam, Tulasī, Gaṅgā y los Vaiṣṇavas
(CB 2.21.21).

Mientras la deidad requiere un proceso de instalación, para ser adorada como Kṛṣṇa, estas cuatro formas son manifestaciones directas de Señor en este mundo y no requieren de ningún proceso de instalación o invocación. La posición de un vaiṣṇava resalta entre los cuatro, porque Kṛṣṇa se vuelve especialmente favorable con los favorecidos por los vaiṣṇavas. Así, por ejemplo: Aunque le había negado una audiencia a Pratāparudra Mahārāja, Sri Caitanya Mahāprabhu reafirmó a Rāmānanda Rāya, que el rey pronto recibiría la misericordia de Kṛṣṇa, sólo por el amor que le tenía a él, a Rāmānanda.

La práctica del bhakti en sí, tiene su raíz en la asociación con los bhaktas. Aunque, de acuerdo con la cita antes mencionada, el Bhāgavatam es Kṛṣṇa mismo, tal como lo es Tulasī y el Ganges, los fundamentos de la comprensión y práctica correcta están en la asociación con los vaiṣṇavas. Ellos son los que nos van a hablar de las glorias del Señor, de Sus manifestaciones y parafernalia; y nos van a acompañar en los primeros pasos de nuestro camino espiritual. Con base en la relación o atención que recibimos por parte de los vaiṣṇavas -de algunos vamos a escuchar y a aprender, de otros vamos a recibir atención personalizada, o incluso de otros aprenderemos viéndolos y en muchos casos, especialmente en los primeros tiempos, imitándolos-. El principio del Guru-tattva se empezará a manifestar en ellos, y así pueden llegar a ejecutar para uno el papel de un śravaṇa-guru o vartma-pradarśaka-guru. La meta de esta primera etapa se cumple en el śraddhā del guru-pādāśraya, o la explícita necesidad interna de tomar refugio en los pies de loto de un maestro espiritual.

Tomar refugio en ese sentido significa aceptar un guía, ser aceptado por el guía, y de esta manera entrar en el proceso en el cual nos va a iniciar y, en adelante, a guiar. La iniciación como tal representa el momento en el cual el guru transfiere el conocimiento divino en la forma del mantra, otorgando de esta manera una conexión con el Señor. Al mismo tiempo, termina con todos nuestros compromisos previos. Es por esta razón que la fe representa la base para la iniciación.

‘śraddhā’-śabde — viśvāsa kahe sudṛḍha niścaya
kṛṣṇe bhakti kaile sarva-karma kṛta haya

Śraddhā es una fe confiada y firme en la cual, por ofrecer servicio amoroso trascendental a Kṛṣṇa, se cumple al mismo tiempo con todas las actividades complementarias. Esa fe es favorable para el desempeño del servicio devocional. (CC 2.22.62)

La iniciación abre una nueva perspectiva y propósito, cerrando o despidiendo la vida anterior. Así, uno se vuelve un sādhaka y desde allí llevará su vida basado en las instrucciones del guru, el sastra y los sadhus. No con base en sus experiencias, cualificaciones y creencias previas. Las adquisiciones de la vida previa todavía pueden ser ocupadas en el servicio devocional, pero solo bajo el criterio impartido por el guru, sastra y sadhus.

En estrecha relación con la iniciación o dīkṣā, está la instrucción o śikṣā. La iniciación es la apertura del proceso, mas es con el śikṣā que el proceso avanza. La relación con el guru, dīkṣā y śikṣā, se basa en la aceptación y el compromiso mutuo. En este sentido, no existe diferencia alguna entre los dos. Ambos representan dos funciones para el mismo propósito. El dīkṣā-guru imparte el sambandha-jnana, o el conocimiento de que “Kṛṣṇa es mi eterno maestro y yo soy Su eterno sirviente”, mientras el śikṣā-guru nos enseña primero cómo superar las anarthas, y después, el proceso de la devoción pura. En algunos casos el dīkṣā-guru naturalmente sigue en la función del śikṣā-guru, aunque en otros casos, por varias razones, puede ser que en la función de instruir y llevar al aspirante adelante a través de diferentes etapas, este llegue a otro u otros śikṣā-gurus.

Estando todavía en la asociación con los vaiṣṇavas, la relación con el guru, dīkṣā o śikṣā tiene una importancia especial. Es por eso que Śrīla Narahari Sarkāra Thākura, en el primer capítulo del Śrī Kṛṣṇa Bhajanāmrta escribe lo siguiente:

Entre todos los vaiṣṇavas, el guru iniciador (dīkṣā-guru) y guru instructor (śikṣā-guru) son especiales (43).

Es apropiado ofrecer a estos dos un respeto especial (44).

Entre todos los otros maestros espirituales, las órdenes de estos dos (dīkṣā-guru y śikṣā-guru) deben seguirse (45).

Vaiṣṇavas, sin duda, son todos gurus, la manifestación de Kṛṣṇa. A través de ellos llegaremos a aprender y a realizar con profundidad el proceso del bhakti, sin embargo, se hace énfasis en la posición especial del dīkṣā y śikṣā entre todos los gurus, debido a la naturaleza de su compromiso mutuo. Por lo tanto, debe darse a ellos un respeto especial y sus órdenes deben ser seguidas. Desde la perspectiva del discípulo, la pluralidad de los vaiṣṇavas es muy variada, en naturaleza y en realización, para recibir órdenes de todos ellos sin ser confundido por las contradicciones. Desde la perspectiva del guru, esa misma pluralidad le hace imposible atender la relación con todos de la misma manera.

Por esta razón, el discípulo requiere un refugio del guru, quien, en las palabras de Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Thākura Prabhupāda:

Puede protegerme de la muerte de la vida material; puede quitarme el miedo a la muerte; por ir con él no necesito recurrir a nadie más, por escucharlo no tengo que escuchar a nadie más; es la fuente de gracia a quien el Señor Supremo, la personificación de la bondad suprema, ha hecho responsable de mi cuidado y bienestar; por cuya gracia puedo desprenderme de mi ego controlador; nos trae la verdad revelada, quien, derramando en nosotros tal verdad nos hace más humildes que el pasto y más tolerantes que un árbol; nos hace respetuosos hacia otros sin esperar ser respetados; quien puede manifestar kirtan trascendental en nuestras bocas transfiriendo su propia potencia; quien, él mismo, es la personificación de la potencia del Señor.

En otras palabras, el Señor mismo, Su forma de samasti-guru, se manifiesta al discípulo a través de un vaiṣṇava, y le permite de esta manera obtener las enseñanzas y desafíos necesarios para su avance. En ese sentido, la persona a quien conocimos como Guru, cuya fotografía podemos tener, en cuyo asram podemos vivir, cuyos gustos y disgustos podemos conocer, el vyasti-guru, no es una persona ordinaria, sino la manifestación “la forma visible y accesible” de un principio vivo y profundo. Es Vaiṣṇava, es Kṛṣṇa, y es una profunda y desconocida realidad de Kṛṣṇa que por su propia voluntad puede manifestarse o no manifestarse en una persona particular del vyasti-guru. Śrīla Prabhupāda describe esa realidad en las siguientes palabras dirigidas a la audiencia en la celebración del aniversario 62 de la aparición de Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Thākura:

Caballeros, el homenaje que ofrecemos esta noche al acarya-deva no es algo sectario, ya que cuando hablamos del principio fundamental de gurudeva o acaryadeva, hablamos de algo que tiene un alcance universal. No surge la posibilidad de discriminar entre mi guru y el suyo, o el guru de cualquier otra persona. Sólo hay un guru, que aparece en una infinidad de formas para enseñarle a usted, a mí y a todos los demás.

El desafío principal para el discípulo aspirante es la rendición y fidelidad hacia el principio del guru-tattva, en ambos aspectos, vyasti y samasti, y con base en esa rendición y fidelidad se revelarán varios tipos de enseñanzas y realizaciones.

El apego a los pies de loto del guru, es la más elevada meta para el discípulo sincero (śrī-guru-carane rati, ei se uttama-gati) y equivale al apego a los pies de loto de Kṛṣṇa. Un discípulo sincero es alguien que ve y se relaciona con el guru en función de su fe en Kṛṣṇa. Bhaktivinoda Thākura llama a un discípulo así, antaranga-sisya, a diferencia de un bahiranga-sisya, quien se relaciona con el guru basado en una dependencia por intereses externos (económicos, sociales, emocionales etc.). En ese sentido, existe una diferencia entre el apego a los pies del loto del guru y la dependencia sentimental y económica, tal como existe una diferencia entre el guru-puja y el culto a la personalidad, practicada en grupos pseudo-espiritualistas. Básicamente, hay una diferencia en cómo vemos al maestro espiritual mientras tenemos diferentes grados de anartha, y cómo lo vemos cuando estemos libres de ellos.

Arjuna llegó a ser confundido porque, por un lado, veía toda la situación a través de sus apegos y relaciones materiales; y por otro lado estaba Kṛṣṇa parado frente a él pidiéndole cortar todos estos apegos, incluso con Dronacarya, quien era Guru de Arjuna y personificaba el apego pervertido del discípulo al guru, en esta situación. Kṛṣṇa es paraṁ brahma paraṁ dhāma pavitraṁ paramaṁ bhavān (BG 10.12), la Suprema Personalidad de Dios, la morada suprema, lo más puro que existe, la Verdad Absoluta. Arjuna llegó después a reconocer esto por la gracia de Kṛṣṇa, quien destruyó su ignorancia desde el corazón, y llegó a aceptar todo como cierto, lo que Kṛṣṇa le había dicho hasta ahí… Sarvam etad ṛtaṁ manye yan māṁ vadasi keśava (BG 10.14).

Siendo fiel a Kṛṣṇa, Arjuna quedó al mismo tiempo fiel a todas las enseñanzas que había recibido de Dronacarya. La fidelidad a su Guru fue puesta a prueba después de la batalla, cuando tuvo que decidir si matar o no a Asvatthama. Aunque Kṛṣṇa le decía que lo matara, Arjuna decidió dejarlo ir por ser el hijo de su Guru. “Kṛṣṇa mismo se fue a rescatar al hijo de su Guru, Sandipani, de Sankhasura, y ahora me pide a mí matar al hijo de mi Guru” -Así pensó Arjuna viendo en eso una prueba que pudo pasar, y satisfaciendo de esa manera a Kṛṣṇa.

La fidelidad hacia el Guru no puede ser diferente a la fidelidad hacia Kṛṣṇa, y la fidelidad hacia Kṛṣṇa no puede ser diferente a la fidelidad hacia el guru. Desobedecer o rechazar al guru, por serle fiel, es una de las pruebas más exigentes que Kṛṣṇa nos puede enviar.

Más adelante en su libro Śrī Kṛṣṇa Bhajanāmrta, Śrīla Narahari Sarkāra Thākura elabora las circunstancias bajo las cuales se debe abandonar al guru, y cómo hacerlo, pero eso no es el tema de este escrito. Antes de esto, Śrīla Narahari Sarkāra Thākura explica otro punto muy importante sobre la fidelidad al guru, dīkṣā o śikṣā por igual:

Si el maestro espiritual iniciador y el maestro espiritual instructor son de poca potencia espiritual, o en otras palabras, si no poseen un poder especial para dar instrucción espiritual sobre la adoración en el servicio devocional, entonces uno puede escuchar de la boca de otros grandes Vaiṣṇavas y así entender las instrucciones especiales. Sin embargo, a partir de entonces, el discípulo debe acudir a su maestro espiritual para su confirmación o instrucciones (46).

No se debe desobedecer la orden del maestro espiritual (47).

Aquí se explica la situación en la que el guru de uno, no es capaz de dar ciertas explicaciones o instrucciones particulares sobre el proceso. Puede ser por falta de tiempo, por su ausencia, por no estar familiarizado con el tema, o simplemente, por falta de empoderamiento al respeto. Cuando este es el caso, se recomienda tomar esas instrucciones de otros grandes Vaiṣṇavas. Aquí es importante el detalle de que el discípulo, después de recibir esas instrucciones, debe regresar con su dīkṣā o śikṣā guru para reafirmar lo escuchado y recibir de él su instrucción sobre cómo proceder y aplicar estos conocimientos e instrucciones en su vida. Hay una diferencia entre el Guru, quien da el refugio del servicio devocional al discípulo, y se preocupa desde lo más relativo y humano, hacia lo absoluto con el discípulo. Y otros gurus, quienes dan mayor conocimiento relacionado con lo absoluto. En casos excepcionales, uno también puede encontrar refugio en esas instrucciones elevadas, pero eso de todas formas requiere un nivel más alto de realización. Para la mayoría, saltar por encima de los requerimientos fundamentales del refugio, el servicio y las órdenes prácticas de un maestro espiritual, sería solo una imitación. Es muy fácil sentirse más avanzado de lo que uno es en realidad. Así que uno puede escuchar y aprender de vaiṣṇavas, en su función de śravaṇa-gurus, pero no por eso debe dejar de seguir las órdenes de su dīkṣā o śikṣā guru.

En tiempos modernos hemos observado que, cuando los sadhakas -por lo general sin el permiso o consentimiento de su guru-, van y escuchan prédicas de otros vaiṣṇavas, muchas veces terminan confundidos; y en lugar de pedir la instrucción a su guru para saber cómo asimilar y aplicar lo escuchado, se empiezan a sentir más avanzados e inteligentes que el guru, o sus hermanos mayores. Terminan abandonando su refugio yendo detrás del néctar o escapándose del servicio y la responsabilidad que caracterizan a un refugio espiritual. Eso se debe, por un lado, a la inmadurez y a la falta de fidelidad y compromiso del discípulo. También, a veces, a la inmadurez de los que predican generando una falsa expectativa en los neófitos inestables. Para que toda esta constelación de gurus y discípulos funcione, el dīkṣā y śikṣā guru deben servir al discípulo desinteresadamente, en términos de su desarrollo de fe. Los discípulos deben ser fieles a sus gurus, y los śravaṇa-gurus deben estar libres de cualquier agenda personal, búsqueda de recursos o seguidores.

La fe, la rendición y Kṛṣṇa como suprema meta deben ser siempre la consideración central, y esa consideración sólo es alcanzable por la sinceridad del corazón del bhakta. Imperfecciones, fallas o faltas no pueden obstruir un corazón sincero. Es por esa razón que Śrīla Bhaktisiddhānta reafirmó -ante la inquietud y las disculpas de Śrīla BR Śrīdhara Mahārāja por haber puesto las hojas de Tulsi a los pies de Kṛṣṇa en una instalación, antes de que el guru lo hiciera-, que un alma rendida, no puede cometer errores.

Si la constelación favorable entre el discípulo, su guru y los vaiṣṇavas avanzados, se torna desfavorable de alguna manera, es solo la sinceridad del discípulo, lo que le queda. Con base en esa sinceridad él va a proceder, aunque esto podría traer la necesidad de abandonar un refugio y tomar el otro. El Señor Kṛṣṇa dice:

pārtha naiveha nāmutra
vināśas tasya vidyate
na hi kalyāṇa-kṛt kaścid
durgatiṁ tāta gacchati

¡Oh, hijo de Pṛthā!, un trascendentalista dedicado a actividades auspiciosas no es destruido ni en este mundo ni en el mundo espiritual; amigo Mío, aquel que hace el bien, nunca es vencido por el mal. (BG 6.40)

Si es la sinceridad lo que lo lleva hacia allá, su avance será garantizado, y si es el engaño el que le ganó, su avance será parado. Es por esa razón que Śrīla Narahari Sarkāra está dando la instrucción de mantener el refugio de las instrucciones del dīkṣā y śikṣā guru, aun cuando uno está aprendiendo de un śravaṇa-guru. En el próximo verso lo afirma de nuevo:

Un hijo fiel puede salir a ganar dinero y posteriormente traer a su padre la riqueza ganada, más tarde, el hijo puede pedir una comisión al padre y lo que reciba tendrá el derecho a gastarlo para su propio disfrute. De manera similar, un discípulo puede escuchar la enseñanza de otro vaiṣṇava avanzado, pero después de obtener esa buena instrucción debe traerla y presentarla a su maestro espiritual. Después de presentarla, debería escuchar la misma enseñanza de su maestro espiritual con la apropiada instrucción al respecto (48).

Si el hijo gana dinero, pero no se lo da al padre y en cambio disfruta directamente de la riqueza, se le considera un hijo caído y una persona pecadora. De manera similar, un discípulo que escucha las palabras de otros Vaiṣṇavas, incluso si sus instrucciones son adecuadas y verdaderas, pero no reconfirma estas enseñanzas con su propio maestro espiritual, aceptando directa y personalmente esas instrucciones, se considera un mal discípulo y un pecador (49).

Hay maneras y necesidades bajo las cuales mantenerse en el refugio, y hay otras situaciones y maneras para abandonar ese refugio. Solo aquellos que hayan aprendido a mantenerse firmes en el refugio, sabrán también cómo y cuándo abandonarlo, porque entenderán la naturaleza del refugio. Por esa razón, los neófitos tienen que aprender primero cómo mantenerse en el refugio, y después, si llegase la situación dada por Kṛṣṇa de tener que abandonarlo, saber cómo hacerlo. Las instrucciones al respecto siguen después de estos versos citados del Kṛṣṇa Bhajanāmrta.

En conclusión, sobre la importancia de mantener el refugio, Śrīla Narahari Sarkāra Thākura dice:

Por esta razón, en todas las circunstancias, a todos los vaiṣṇavas se les ofrece respeto como uno ofrece respeto a su maestro espiritual. Sin embargo, con cuerpo, mente y palabras, uno sirve a su propio maestro espiritual (50).

La fidelidad al maestro espiritual, el guru-nistha, es el sano fundamento y una cualidad sobresaliente del sadhaka, glorificada una y otra vez en las escrituras. Desconocerla es como construir un techo sin casa, o en otras palabras, hablar solo teoría y no transmitir realizaciones. Tomar refugio en el guru no es de ninguna manera una limitante para el avance espiritual. En cambio, dando continuidad a una cita previa de Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Thākura, entendamos que:

Sólo los pies de Śrī Guru pueden liberarnos de los grilletes de la ilusión. Él es quien me da el conocimiento trascendental para entender que todos en el mundo deben ser respetados y adorados por mí. De que todo está hecho para servir al guru y que cada uno es mi guru; que yo soy un sirviente de Kṛṣṇa, y que en ese servicio a Kṛṣṇa, mi único deber, es Śrī Guru.

Un verdadero refugio en los pies de Sri Guru, hará que el aspirante pueda entender que cada uno es su guru, que todos son mis gurus, que yo soy sirviente de Kṛṣṇa, que todos son mejores sirvientes de Kṛṣṇa, y que todo es para el servicio a Kṛṣṇa. Eso ya es un nivel muy elevado de realización del guru-tattva, pero para llegar hasta ahí, uno tiene que empezar… desde el principio. A las almas sinceras todas las ayudas necesarias llegarán dado el momento. Ellos solo deben protegerse de no caer víctimas de las trampas de maya que vienen ligadas al proceso, con los gurus, con las instituciones, con el conocimiento, el reconocimiento, las propiedades, el poder, dinero, etc. El proceso sigue siendo un proceso espiritual y se encuentra bajo todos los desafíos que se puedan presentar como la sombras y la superficialidad del verdadero proceso.

El camino frente a nosotros es muy largo, y si llegasen a olvidar todo lo escrito arriba, les pido el favor de prestar atención y siempre recordar bien las siguientes palabras de Śrīla Śrīdhara Mahārāja:

Primero debe haber sukriti, mérito acumulado, y luego śraddhā, la fe nos guiará. La calidad de la fe debe ser examinada. Śraddhā, fe, es un término general, pero śraddhā puede ser definido de diferentes formas. La forma más elevada de fe será nuestra tarifa en el camino de regreso a la Divinidad. A veces, podemos encontrar compañeros de trabajo, y a veces tendremos que ir solos. ¿Y qué hay de eso? No podemos dejar de ir a la meta, porque tendremos la gracia de tantos gurus invisibles.

Cada quien es libre de sacar sus propias conclusiones y aplicarlas en su vida. Me alegra que te hayas tomado el tiempo de leer hasta aquí. Esto demuestra tu sinceridad y con ello se cumple el propósito de este escrito. Los superficiales no aguantan leer hasta aquí, o solo leen en busca de puntos para atacar o refutar. De esta manera tampoco entenderán aquello sobre lo cual estamos tratando.

A los pies de los Vaiṣṇavas
dāsaḥ br svāmi

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