Aquí estamos para despertar nuestra conciencia, para educarla. Ahora somos como bebés espirituales. Estamos despertando apenas. Cuando un bebé nace su visión es muy limitada. Intuitivamente llora para obtener la atención de sus padres. El bebé ve pero al mismo tiempo no ve. Ve todo borroso. Así en el comienzo del proceso espiritual nuestra visión es bien limitada, vemos pero no vemos. Luego el bebé va creciendo, aprendiendo y comienza a ver las cosas de manera diferente, de forma mas detallada, va a empezar a reconocer las formas, la relación que tiene con las formas y con los diferentes objetos, por ejemplo el uso apropiado e inapropiado de diferentes instrumentos etc. Así se va ir desarrollando paso a paso haciendo propias experiencia bajo la guia y protección sus padres. Sin la ayuda de los padres, sin educación, un bebe seria siempre un tonto.

De la misma manera uno no puede crecer en el ámbito espiritual sin una guía apropiada, sin un padre espiritual, sin un Guru. Necesitamos alguien que se preocupe por nosotros. Un Guru sabe mejor qué es bueno para ti que tú mismo. Tú mismo no sabes que es bueno para ti porque tú consideras todo en términos de comodidad y de ganancia. ¿Que tanto disfrute, que tanta comodidad, que tanta ganancia y beneficio material. El que sabe, el Guru, al enfermo no le dara lo que le hace daño, na rāti rogiṇo ‘pathyaṁ. El verdadero Guru instruye en bhakti, no en karma, y el verdadero discipulo con el tiempo va aprendiendo a apreciar esas instrucciones mas y mas. El agradecimiento y la deuda con el guru no son tan facil de sentir. So mucho mas alla de la palabra gracias y del sentimiento de tener que hacer algo.

«Yo nací en la más oscura ignorancia, pero mi maestro espiritual abrió mis ojos con la antorcha del conocimiento, a Él le ofrezco mis respetuosas reverencias.»

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